viernes, 17 de febrero de 2012

1- El otro lado del espejo


¿Cómo es del otro lado? Pues… así a ciencia cierta no tengo idea. Habría que preguntarle a Omega. Es él el que pasa a este lado y toma el control. Tú sabes, llega y toma las riendas. Cuando eso pasa no sé que sucede la mayoría de las veces. Pero en algunas ocasiones (raras, por cierto), llega un punto en el que parece que llegáramos a ser uno mismo, y no los dos lados opuestos de un espejo. Es como si nos fusionáramos, y nuestros mundos se sincretisan.  Eso, es a lo que yo llamo estar del otro lado.

Y no es tan diferente a nuestro mundo. También hay cantinas y borracheras, hospitales, parques, escuelas, calles estériles y callejones sombríos, lideres políticos y gobernantes. Es exactamente lo mismo pero diferente, como nebuloso. Parece que flotaras cuando caminas. Tu cuerpo, tu ropa, la vida misma se siente más ligera. Se siente mejor. Piensa en la mejor borrachera que hayas tenido, el viaje con hierba mas elevado que te hayas dado, el momento en que te hayas sentido más satisfecho de ti mismo, y súmale mil orgasmos. Es mierda. Estar ahí es mejor. Resulta ser un viaje muy adictivo. Aquí no existe aquello de “lo voy a dejar antes de quedar enganchado”. Basura. Con una vez basta para querer regresar… Si llegaste una vez, estás jodido. Siempre vas a querer más. Si fuera por ti te quedarías el resto de tus días pero es imposible. De un modo u otro siempre regresas. A veces despiertas en tu cama, a veces en una ambulancia rumbo al hospital. Lo que te pase en ese lugar, te va a doler de vuelta en casa.

Resulta ser como un sueño muy adictivo. Uno en el que todas las personas que conozcas, tienen una contraparte. Yo les llamo su “versión B”. Hay una versión B de ti, de tu hermano, tus padres, tu mejor amigo y hasta tu novia, y viceversa. O sea, que cualquier persona que conozcas de ese lado, tiene una versión A en este mundo. Y pueden ser muy diferentes entre ellos. A veces hasta se aborrecen.

Tú mismo podrías sorprenderte al encontrarte, si es que algún día llegas a ir. Si aquí eres un don nadie, ahí puedes ser el rey del mundo, o tener alas, o ser una versión femenina de ti mismo. Las diferencias pueden ser sutiles o sustanciales. Puede ser un simple cambio de carácter, o de forma. Las posibilidades son vastas. Podrías ser un simple predicador, o un maldito asesino hijo de puta. Ese es el verdadero problema, porque, verás… (y esto es importante si es que piensas intentarlo). Si tú estás allá, quiere decir, que tu versión B está viviendo tu vida, y lo que haga, se queda, esperando para joderte tan pronto regreses. 


CONTINUA EN: El conflicto del libro de historietas

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