sábado, 20 de noviembre de 2010

LA FABULA DE LA PRINCESA POLIMORFA

“Princesa polimorfa, creadora de ilusiones, bella flor entre los dioses.
Amante de la muerte, madre de mis miedos,
que me besas, que me abrazas, mientras lloro entre tus dedos”.

- Tu caso es como el de la Princesa Poliforma –me decía Poe, mientras hurgando dentro de un cajón buscaba una peluca rosa.
- ¿Poliforma?
- Si. Poliforma.
- Querrás decir polimorfa.
- Poliforma. Que posee muchas formas.
- Eso, se dice polimorfa.
- La idea es esa –agregó paseándose de un lado a otro de la habitación. Sacó una minifalda y unas zapatillas color rosa pastel del closet.
- Y ¿qué opina tu esposa de que uses su ropa?
- ¿Esto? –respondió entallándose la falda-. Es mío. Pero no quieras evadir la conversación, tu caso es como el de la Princesa de muchas formas.
- No la conozco.
- ¿No? Esa princesa de los bosques, que tenia la habilidad de tomar la imagen de lo que se le antojase y eso ¿No la conoces?
- Ya dije que no.
- Bueno, esta hada princesa del bosque estaba enamorada de un príncipe o algún sujeto así ¿Me pasas las medias?
- ¿Las rosas?
- ¿Qué crees que soy? ¿Una prostituta o algo así? No, dame las negras. Pero como en toda buena historia éste wey, estaba enamorado de alguien más. No sé, alguna otra princesa, un hada o un travesti de la quinta avenida.
- Te sientes con suerte.
- No jodas. Así que la princesa poliforma.
- Polimorfa.
- Ella, así que ella, se transformaba en un montón de cosas para llamar su atención; en un arcoiris, cuando él estaba con el travestido contemplando el atardecer bajo un árbol, o en un majestuoso cisne blanco, cuando estaban nadando en el lago, o en roció matinal, para refrescarlo del caluroso amanecer, o en una mariposa reina cuando el príncipe besaba a su amante bajo la luna y cosas de esas ¿Cómo me veo? –preguntó.

Zapatillas rosas, medias negras, minifalda rosa, me encanta su chamarra de cuero, la peluca...

- Te falta lápiz labial.
- Eso es para homosexuales.
- Siendo así, te ves bien.
- Gracias. Finalmente un día, el Príncipe fue en búsqueda de la flor más rara y bella del reino: una rosa blanca. La buscó en todo el país, a través de bosques brumosos y estepas desiertas, cruzó las fronteras del reino sin encontrar nada. Entonces derrotado, volvió a su castillo y la princesa polimorfa al verlo, tomó la forma de la más grande y bella rosa blanca que jamás se viese. Pensando que de esa manera, finalmente él se fijaría en ella. Así fue. Admirado tomó la flor y, cortándola por el tallo, se la obsequió a su amante. La Princesa Polimorfa, se quedó sola y herida.
- Te encantan los finales felices.
- Aguanta, aun no término. La Polimorfa se quedó ahí, con la forma de un tallo roto durante largo tiempo, pensando en que nadie podría amarla, llegó el otoño, pasó el invierno y así, finalmente, con el primer amanecer de la primavera, retoñó, nuevamente, la hermosa rosa blanca. Delgada, suave, fresca, ¡bella! y aconteció entonces, que pasaba por ahí, un joven príncipe, al que llamaremos, el Príncipe del Guisante.
- ¿Por qué del guisante?
- Porque me encantan los finales felices. Pasaba entonces, como distraído, el Príncipe del Guisante, cuando el dulce aroma de la rosa llamó su atención y al ver lo hermosa que era la diosa polimorfa, se enamoró de ella. Y fin.
- ¡¿Quieres decir que soy como una delicada flor al viento, a la espera de mi princesa?!
- No. Más bien quiero decir, que eres como una lagartija a la que le cortaron la cola. Así que, si te interesa ¿Cómo le dices?
- La niña de las motitas rojas.
- Si te interesa, es porque ya te creció la cola. Alégrate por eso, ¡¿Qué importa si sale con alguien más?! Nunca dijo que fuera su novio, no estas fuera del juego. No pierdas el animo, olvídate de esperar princesas, mejor, vamos a jotear un rato, es más divertido.
- No gracias, debo llevarle sus cervezas a mi madre, ya ha de estar desesperada.
- Una pena. La moraleja es, los sentimientos, son como los brazos y las piernas, si te los cortan, vuelven a crecer. Y si no es cierto, debería serlo.

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1 comentario:

  1. la verdad esperaba algo mas romantico. en fin esta bien

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