viernes, 29 de julio de 2011

6-Chasing Amy


-Te invitaría a cenar una hamburguesa pero no tengo varo –dice el conejo al entrar en su madriguera-, pero sírvete lo que quieras. Asalta el refri, voy a cambiarle el agua a la conejera –y se mete al baño.

Peculiar estilo para una madriguera. No está en un hoyo bajo la tierra. Desde afuera parece una gran roca con puertas y ventanas, por dentro es una casa de interés social. Curioseo un poco buscando la nevera: dos habitaciones, un baño, área de sala comedor donde únicamente hay  un tapete y una tele. La cocina tiene una barra de piedra, y un pequeño refrigerador que sólo contiene una jarra con agua simple y helada. Se me destemplan los dientes al probarla.

-¿Encontraste algo? –dice Conejo apareciendo de la nada.
-Agua fría… -le digo. Haciéndome a un lado se asoma al interior.
-No buscaste bien, aquí hay que meterse hasta el fondo –dice metiendo la cabeza, los brazos y el tronco hasta la cintura.
-¡Empújame un poco! –Grita-, ¡creo que veo algo en el fondo pero no lo alcanzo! –lo tomo de las piernas peludas y pujo para meterlo casi por completo.
-¡Lo tengo! ¡Sácame! –y sin soltarlo de las patas lo jalo hasta que es capaz de incorporarse.
-¡Mira lo que encontré! –dice entusiasmado mostrándome una copia de Chasing Amy, película de Kevin Smith.
-¡Hey, me encanta es peli! –le digo arrebatándosela. Al momento se dirige a instalar su reproductor de dvd’s.
-Es genial –dice –no recordaba donde la había dejado.
-Si es genial, pero ¿Qué vamos a comer?
-Nimiedades, ahorita preparamos unas sopas instantáneas…. ¿me prestas dinero?
-Mejor vamos por esas hamburguesas –respondo, y vamos.

Ya de regreso, comiendo y mirando el televisor, no puedo evitar pensar en Filiberto, hijo de unos amigos de mis padres. Era 1998, me acaban de comprar “Clerks” de Kevin Smith. Fili me invitó a dormir con él, dijo que jugaríamos toda la tarde. Yo no quería ir, quería ver la película, el niño ni siquiera me caía bien. No lo conocía ni le tenía confianza. Sus padres dijeron que la podríamos ver juntos, y los míos me animaron a que hiciera un amigo.

“Primero jugamos lo que yo quiero y luego vemos tu película”, dijo llegando a su casa.

Armó su autopista y comenzó a jugar con su coche a control remoto. Al rato pregunté: “¿ya puedo jugar yo?”.

“No. Todavía no te toca”, dijo.

Pasé la tarde mirando su coche dar vueltas en la estúpida autopista de juguete hasta que llegó la hora de dormir. Cuando su madre nos mandó a la cama, le pedí que me pusieran mi película: “no”, dijo ella, “tuvieron toda la tarde para eso, pero prefirieron jugar”. Como si yo hubiera tenido opinión.

Metidos en la cama le reclamé a Fili: “ni me prestaste tu control, y por tu culpa no vi mi película”.

“La única razón por la que te invité a venir, es porque tu papá es jefe de mi papá”, dijo, dio media vuelta sobre la cama y se durmió. Usado como herramienta política por un niño de mi edad, me sentí traicionado e indefenso. También me giré, pero sollocé antes de poder dormir.

Cuando desperté Conejo me brincó encima. Me había quedado dormido a la  mitad de Chasing Amy

-¡Excelentes noticias! –dijo sacudiendo su cola de algodón.
-¿Estoy muerto?
-¡Aun mejores! Klausan mandó por ti, ¡quiere hacerte otra pregunta!

Nos tomamos un jugo de zanahoria, y nos pusimos en marcha.

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