jueves, 15 de julio de 2010

Ese día que cumplí años

Sí, el otro día cumplí años. Nada interesante. Una prima llevó a una amiga, llegó un amigo y eso fue todo. Sumándome yo y mi mujer al menos se veía llena la mesa.

La amiga de mi prima tendría como 20 o 22 años. Además no sentí que mi prima le tuviera mucho aprecio. Mas bien era una ex compañera y ya que andaba en el pueblo decidieron verse. Mi cuate tiene como 37 años (yo digo), así que aunque me pasó por la mente juntarlos no iba a resultar.

Fuimos a un lugar en Xalapa (Veracruz, aclaro para los que me leen en Durango, Chiapas, Monterrey, Panamá, Holanda, Nigeria) y me comí un camello selvático. Es el nombre de un taco vegetariano de pan árabe. Muy rico.

Ya cuando nos íbamos del lugar llegó Su. Su es un ente maligno y parrandero que conocí cuando vivía en el Azulejo, pero esa es otra historia. Llegó y nos llevó a un lugar con buena música, buena bebida y mala comida. Lo chido es que ya íbamos comidos. Ahí estuvimos como 40 minutos y cada quien para su cuarto.

Al otro día llegó mi madre de Coatzacoalcos (también en Veracruz). Resulta que estaba invitada a unos XV años. Y de paso, pasó a felicitarme.

Al menos llegó con regalo. Trajo lo que todo hombre que recién comienza una vida en pareja necesita: pantalones anchos.

Y ya… fin del cuento. ¡Ha, si!, cumplí 27 años. Es horrible.

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