Ese tipo que ven sentado con aire misterioso en esa banca, ése es Zack. Y es un ángel, aunque no lo sabe. Su aire misterioso es porqué está planeando asaltar esa tienda de autopartes del otro lado del parque. Sólo está repasando es su mente los movimientos y armándose de valor.
No ha cometido un crimen en su vida, se debe estar preguntando como llegó a este punto. Pues bien, es simple: está desempleado y desesperado. Hace apenas unas semanas vivía con su pareja y con dos gatas. Pensaba que todo iría bien en ese negocio de fertilizantes que puso con un amigo. Pero el amigo despareció con el fertilizante, el dinero, su chica y las dos gatas. ¡Huy!, le dolió. Tenía todos sus ahorros en ese proyecto, era ella quien los mantenía en lo que el negocio despegaba. Y evidentemente despegó para ella.
“¿Que fue lo que hice mal?”, se pregunta. La respuesta es tan simple que no va a dar con ella en varios meses: presentó a su novia con su socio. Un socio que había conocido hace seis meses, y ya se decían los mejores amigos.
¿Qué hizo entonces? Recurrió a Pedro. Si alguien podía darle alguna solución a sus problemas ese era Pedro, y Pedro le dio una pistola cargada. “Hay muchos modos en que puedes usarla”, le dijo, “sólo asegúrate de que nadie pueda rastrearla hasta mi después de que lo hagas”. Pedro es un buen amigo.
Mete las manos dentro de su gabardina negra, saca el arma, la mira. Mira al cielo y vuelve a mirarla. Le llevó unos días quitarse el cañón de la pistola de la cabeza, y otros más en pensar en un asalto. Primero pensó en el robo a mano armada, pero analizó las posesiones con las que carga una persona promedio y concluyó que tendría que asaltar varias veces al día para obtener algo que valiera la pena. Fiel a la ley de las probabilidades concluyó que se arriesgaba demasiado. Tenía que dar un único golpe que le diera recursos suficientes para vivir en lo que encontraba un trabajo. Pero su mente empezó a moverse. Si obtenía suficiente con eso tal vez no tendría que trabajar durante bastante tiempo, podría dedicarse a escribir poesía y hacer música que es lo que realmente le importa. Así que asaltaría un banco.
“¿Cómo diablos voy a asaltar un banco?”, se preguntó en ese momento. Así que hizo lo que mejor sabe hacer: pensó. Lo mejor que podía hacer era elegir un blanco lo mas lejos de su casa, donde no hubiera vigilancia y que presumiblemente obtuviera altas ganancias. Buscó durante varios días hasta que dio con la refaccionaría. Sin policías, con la mayoría de la gente tras un mostrador, y el resto en una bodega.
Miró el arma una vez más antes de levantarse. Miró hacia el blanco de su ataque. Se imaginó caminando hacia el lugar, sacando la pistola, gritando, intimidando, de pronto un tipo quiso hacerse el valiente y se le fue encima. Zack disparó tres veces. Ahora seria asesinato. Por suerte lo vio cinco minutos antes de hacerlo. Suspiró rendido, dio la vuelta y se fue del lugar. Asesinar no era parte del plan, tendrá que buscar otra cosa, algo más seguro, y con mas dividendos.
Al irse alejando piensa que tal vez exageró, que debió consumar el asalto pero no, algo dentro de él le dice que es mejor alejarse lo más posible del lugar, por que aunque no lo sabe, si se concentra en hacerlo, Zack puede ver su propio futuro.
Y con un poco de suerte, esto continuará….
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No ha cometido un crimen en su vida, se debe estar preguntando como llegó a este punto. Pues bien, es simple: está desempleado y desesperado. Hace apenas unas semanas vivía con su pareja y con dos gatas. Pensaba que todo iría bien en ese negocio de fertilizantes que puso con un amigo. Pero el amigo despareció con el fertilizante, el dinero, su chica y las dos gatas. ¡Huy!, le dolió. Tenía todos sus ahorros en ese proyecto, era ella quien los mantenía en lo que el negocio despegaba. Y evidentemente despegó para ella.
“¿Que fue lo que hice mal?”, se pregunta. La respuesta es tan simple que no va a dar con ella en varios meses: presentó a su novia con su socio. Un socio que había conocido hace seis meses, y ya se decían los mejores amigos.
¿Qué hizo entonces? Recurrió a Pedro. Si alguien podía darle alguna solución a sus problemas ese era Pedro, y Pedro le dio una pistola cargada. “Hay muchos modos en que puedes usarla”, le dijo, “sólo asegúrate de que nadie pueda rastrearla hasta mi después de que lo hagas”. Pedro es un buen amigo.
Mete las manos dentro de su gabardina negra, saca el arma, la mira. Mira al cielo y vuelve a mirarla. Le llevó unos días quitarse el cañón de la pistola de la cabeza, y otros más en pensar en un asalto. Primero pensó en el robo a mano armada, pero analizó las posesiones con las que carga una persona promedio y concluyó que tendría que asaltar varias veces al día para obtener algo que valiera la pena. Fiel a la ley de las probabilidades concluyó que se arriesgaba demasiado. Tenía que dar un único golpe que le diera recursos suficientes para vivir en lo que encontraba un trabajo. Pero su mente empezó a moverse. Si obtenía suficiente con eso tal vez no tendría que trabajar durante bastante tiempo, podría dedicarse a escribir poesía y hacer música que es lo que realmente le importa. Así que asaltaría un banco.
“¿Cómo diablos voy a asaltar un banco?”, se preguntó en ese momento. Así que hizo lo que mejor sabe hacer: pensó. Lo mejor que podía hacer era elegir un blanco lo mas lejos de su casa, donde no hubiera vigilancia y que presumiblemente obtuviera altas ganancias. Buscó durante varios días hasta que dio con la refaccionaría. Sin policías, con la mayoría de la gente tras un mostrador, y el resto en una bodega.
Miró el arma una vez más antes de levantarse. Miró hacia el blanco de su ataque. Se imaginó caminando hacia el lugar, sacando la pistola, gritando, intimidando, de pronto un tipo quiso hacerse el valiente y se le fue encima. Zack disparó tres veces. Ahora seria asesinato. Por suerte lo vio cinco minutos antes de hacerlo. Suspiró rendido, dio la vuelta y se fue del lugar. Asesinar no era parte del plan, tendrá que buscar otra cosa, algo más seguro, y con mas dividendos.
Al irse alejando piensa que tal vez exageró, que debió consumar el asalto pero no, algo dentro de él le dice que es mejor alejarse lo más posible del lugar, por que aunque no lo sabe, si se concentra en hacerlo, Zack puede ver su propio futuro.
Y con un poco de suerte, esto continuará….
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